Desde que entró en vigencia el Tratado de Libre Comercio (TLC) de
América del Norte (TLCAN), formado por México, Canadá y EE.UU., en enero
de 1994, México ha realizado una apertura poco estratégica de su
economía. Ha perdido autosuficiencia alimentaria (importaciones en
relación al consumo interno en toneladas métricas), entre otras cosas,
por los enormes subsidios que tiene la agricultura norteamericana.
La balanza de alimentos mexicana, según los datos procesados de la
FAO-Stat de Naciones Unidas, en el período 1994-2009, muestra una mayor
dependencia del exterior en trigo, arroz, cebada, maíz, almidón, papas,
azúcar, legumbres, frijoles, guisantes, soya, maní, semillas de girasol,
aceites, tomates, pimienta, carne de vaca, carne de cerdo, pollos,
mantequilla, pescado y crustáceos.
Desde que
entró en vigencia el TLC de América del Norte (TLCAN), en 1994, México
ha realizado una apertura poco estratégica de su economía.
Colombia es otro ejemplo negativo de la aplicación de un TLC. A
partir de la vigencia del TLC con EE.UU., el 15 de mayo de 2012, un
estudio de Oxfam señala que, en los primeros nueve meses, los productos
más sensibles por las importaciones son el lactosuero, arroz, maíz
blanco, leche en polvo y carne de cerdo. Otra consecuencia es la
importación de papas. Son resultados terribles para los campesinos
colombianos. En este año, los problemas estructurales en el agro
detonaron en un violento paro nacional.
Oxfam agrega que las ventas de Colombia a EE.UU. han disminuido de
1.265 millones de dólares a 712 millones, en los primeros nueve meses
del TLC. Y eso que se trata de una fase de cierta recuperación de la
demanda norteamericana, cuando se supone que la demanda agregada está en
auge (de transables y no transables). Los defensores a ultranza de los
TLC dirán que se trata de una fase temporal -inicial- de rigideces del
sistema productivo colombiano, hasta adaptarse a las nuevas condiciones.
Es el darwinismo del mercado, como ya ocurrió en México. Además, en
ambos casos implica un menoscabo de la rica agrobiodiversidad andina y
americana, porque se trata de importaciones de productos propios,
patrimoniales, como las papas y el maíz.
Los TLC generan espacios de mercado, supranacionales y asimétricos.
Lo extraño es que a nadie se le ocurre siquiera denunciar los TLC. Una
especie de demencia colectiva sin retorno.
Fuente: http://www.telegrafo.com.ec/opinion/columnistas/item/perjuicios-reales-de-los-tlc.html