La
UE amenazó a Ecuador con cerrar la puerta a sus productos y dejarlo
“aislado” si no se adhería a un tratado de libre comercio firmado antes
con Perú y Colombia.
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Imagen de los
papeles filtrados, donde se plasma la posibilidad de que Ecuador pierda ventajas comerciales si no firma el TLC. / Álvaro Minguito |
El 17 de julio, tras cuatro años de negociación, Ecuador firmaba el tratado de asociación económica con la Unión Europea.
Un acuerdo del que también forman parte Perú y Colombia. El ministro de
Comercio Exterior ecuatoriano, Francisco Rivadeneira, se adelantaba a
las posibles críticas afirmando que el acuerdo “está adaptado” a las
necesidades del país y “potencia al máximo las oportunidades, reduce a
su mínima expresión los costos, respeta el modelo de desarrollo del país
y permite proteger a los sectores más sensibles a nivel productivo”.
No fue suficiente para acallar las voces que venían denunciando desde el inicio de las negociaciones que se trata de un tratado de libre comercio encubierto,
“propio del modelo de desarrollo neoliberal impulsado en la década de
los 90 y que se encuentra reñido con la letra y el espíritu” de la
actual Constitución, aprobada en 2007.
Las palabras
entrecomilladas no proceden de alguno de los múltiples grupos opositores
que se posicionan a la izquierda del Ejecutivo, sino de Fernando Yepez
Lasso, ex embajador de Ecuador ante la Unión Europea durante la
negociación del acuerdo. Gracias a una filtración de cables enviados desde la sede diplomática de Ecuador en Bruselas a
altos cargos del Ministerio de Relaciones Exteriores del país andino,
es posible reconstruir los entresijos de la negociación entre Quito y la
UE. Esta información fue recibida a través de una colaboración con la
Associated Whistleblowing Press mediante su plataforma
EcuadorTransparente.org, parte de la red de Filtrala, en la que
participan Diagonal,La Marea, elDiario.es y Mongolia.
“La posibilidad de que nuestro país sea excluido del SGP+ es un elemento de presión por parte de la Comisión Europea
Según
afirma el embajador Yepez Lasso en los cables filtrados, la Unión
Europea presionó a Ecuador para que firme el tratado de libre comercio
con la UE, amenazándolo con dejarlo fuera de los beneficios
arancelarios otorgados al país a través del Sistema General de
Preferencias Plus (SGP+), un mecanismo, prorrogado hasta
finales de 2014, que abre las fronteras de la Unión a diferentes
productos ecuatorianos. El fin del los beneficios del SGP+, por el que
entran en Europa el 85% de las exportaciones ecuatorianas, a excepción
del banano, supondrían para las cuentas del país andino el pago de 328 millones anuales en aranceles, según la asociación de empresarios ecuatorianos Fedexpor.
Así lo explicaba Yepez Lasso en uno de los cables de 2011: “La posibilidad de que nuestro país sea excluido del SGP+ es un elemento de presión por parte de la Comisión Europea y de ciertos sectores empresariales para
que el Ecuador adhiera al TLC concluido por la UE con Colombia y Perú
como única alternativa para evitar la pérdida de acceso a este mercado”.
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El embajador ecuatoriano ante la UE califica el TLC de “agresivo”, semejante a aquellos que han sido criticados por el propio presidente Correa. |
Sobre las posibles incompatibilidades entre el
tratado y la Constitución de Ecuador y las leyes de Empresas Públicas y
de la Economía Popular y Solidaria, Gaspar Frontini, jefe negociador de
la Comisión Europea, se mostraba “optimista”, escribe Yepez Lasso, “en
el sentido de que determinadas contradicciones y dificultades con las leyes ecuatorianas (…) desaparecerían ya
que el TLC por su jerarquía normativa de instrumento internacional
prevalecería sobre ellas, según nuestro ordenamiento jurídico”.Según
el embajador ecuatoriano, en una conversación con Frontini, el jefe
negociador de la Comisión le confirmaba las opciones del país andino:“Ecuador no tiene alternativa a la adhesión,con
las particularidades del caso, al TLC concluido con Colombia y Perú ya
que en el 2014 perdería el SGP+ y, consecuentemente, el acceso
privilegiado al mercado europeo. El Ecuador quedaría aislado, mientras sus competidores andinos y centroamericanos se beneficiarían de un tratado de libre comercio”.
Y
se lo confirmaba Tomás Duplá, entonces director para América Latina del
Servicio Europeo de Acción Exterior: Ecuador no tiene otra opción que
adherirse al “TLC concluido con Colombia y Perú, con las
particularidades del caso”, medida que debe venir acompañada “de lasuspensión de la política de denuncia de los TBI’s”,
en referencia a los tratados bilaterales de protección recíproca de
inversiones, un mecanismo que somete al Estado a la jurisdicción del
Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones
(CIADI) del Banco Mundial, ambos organismos proclives a la resolución de conflictos en favor de las compañías transnacionales.
Mientras
en Ecuador se auditaban los Tratados Bilaterales de Protección Recíproca de Inversiones firmados con anterioridad, Tomás Dupla y el
comisario europeo Karel de Gucht habrían conminado a Ecuador a suspender dicha política de denuncias. Más
allá del contenido de las filtraciones, el presidente Correa aún no ha
firmado la derogación de los tratados bilaterales en el Legislativo
ecuatoriano.
El mismo comisario europeo de Comercio, Karel de
Gutch, había hablado con la entonces ministra Nathalie Cely “con
particular franqueza, dureza y burdo desdén, al afirmar que la UE negocia solamente TLC’s; que para ello el Ecuador debe reformar su Constitución y
que la política de denuncia de los TBl’s debe ser superada. Ésa es la
flexibilidad de la UE, expresada al más alto nivel de la Comisión
Europea, y que de manera alguna permite pensar en apertura hacia
nuestros planteamientos esenciales sobre la naturaleza del acuerdo
comercial y nuestro modelo de desarrollo”.
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Foto de los
documentos donde el embajador ante la UE compara el actual TLC con los firmados en los 90. |
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