Con una movilización en la que participaron
alrededor de 8 mil personas, culminó la V Cumbre de los Pueblos:
La verdadera voz de las Américas que se reunió por espacio de
tres días en Cartagena de Indias.
Representantes de
movimientos sociales y sectores políticos del continente debatieron sobre la realidad socioeconómica y política
del hemisferio y acordaron solidificar la articulación de la
lucha social con el propósito de reivindicar los derechos
sociales y apostar por una verdadera integración hemisférica
sustentada en la solidaridad.
La Cumbre
de los Pueblos considera además que los tratados de libre comercio
que impulsa el gobierno de Washington, constituyen un obstáculo
grave para la integración regional. También llamó la atención
sobre los daños socioambientales irreversibles que causan varias
empresas transnacionales de origen canadiense que desarrollan
actividades exploratorias en megaminería a gran escala, violando
los derechos de los pueblos y sus territorios.
En materia
de avances, la declaración final de la Cumbre de los Pueblos
resaltó los procesos de integración que se vienen dando como la
consolidación de organismos como el ALBA, Unasur y la CELAC
que fundan las relaciones internacionales en la solidaridad y no
en el libre comercio.
Estos progresos integracionistas
deben propender por avanzar hacia la superación del modelo
extractivista y agroexportador, que está causando enormes
conflictividades sociales, ambientales y políticos en el
continente, sugiere la Cumbre de los Pueblos.
También hace un
llamado al movimiento social latinoamericano y a los sectores
políticos progresistas a pugnar el modelo de libre comercio y a
articular la lucha para derribar este esquema que está
genera grandes inequidades sociales.
Al mismo tiempo, la
Cumbre de los Pueblos exige la eliminación de las bases militares
norteamericanas en la región, la cancelación de los ejercicios
militares, el cierre de la Escuela de las Américas y la suspensión
del Sistema Interamericano de Defensa.
Considera muy negativa
para el desarrollo social, la promoción indiscriminada de la
inversión extranjera y afirma que “los derechos de los
inversionistas no pueden estar por encima de los pueblos y
la naturaleza”. En ese sentido, condena los intereses de
las transnacionales en el continente que son actores principales
del modelo extractivista de recursos naturales.
Finalmente,
saluda la nueva arquitectura financiera regional con la irrupción
de mecanismos como el Banco el Sur, el Fondo de
Reservas Latinoamericanas y enfatiza su exigencia de restablecer
el derecho a Cuba a pertenecer al sistema multilateral, comenzando
porque Estados Unidos termine su bloqueo económico que ya lleva
más de medio siglo y que constituye una clara violación a los
derechos humanos y a la
autodeterminación de los pueblos.